2025, un año clave
El rector Alberto Martínez destaca que 2025 es clave para Chile, enfrentando desafíos políticos, sociales, económicos y ambientales.

El 2025 es determinante para Chile. Las decisiones que tomemos en lo político, social, económico y ambiental influirán en el rumbo del país y sus regiones por muchos años.
Como universidad, también este año viviremos un hito trascendental, ya que en mayo elegiremos nuestro primer Consejo Universitario, integrado por estudiantes, personal administrativo y académico, fortaleciendo los valores democráticos y la participación.
Chile enfrenta desafíos urgentes que requieren respuestas concretas: reducir las brechas sociales, modernizar el Estado, mejorar la salud y la educación, así como enfrentar la crisis climática y avanzar hacia un modelo económico más inclusivo.
Pero debemos entender que la democracia no se trata solo de votar cada cierto tiempo. Se construye día a día a través del debate, la colaboración y el trabajo asociativo. En este sentido, la educación superior tiene un papel clave, no solo en la formación de profesionales críticos y comprometidos con su entorno, sino también generando espacios de cooperación y apoyo.
Ejemplo de esto es que cada región tiene una universidad pública regional, aliada estratégica de los servicios públicos y las instituciones privadas, que trabajan por el desarrollo territorial. Afortunadamente, hay excelentes liderazgos que entienden este rol y apoyan permanentemente a su universidad, pero también hay quienes priorizan intereses personales, diferencias y revanchismos, no aportando al desarrollo de los territorios.
Los liderazgos son temporales y las instituciones permanecen, por eso es fundamental dejar de lado la cultura del descrédito y asumir con responsabilidad la elección de quienes nos lideren, personas capaces de construir puentes y no barreras o trincheras, que defiendan y fortalezcan a sus instituciones.
Como universidad pública y regional, asumimos este desafío país con responsabilidad, impulsando espacios de diálogo, no solo formar grandes profesionales, sino también personas conscientes de sus deberes y derechos, así como también de los futuros liderazgos “positivos” regionales.