Estado del Patrimonio y Universidades del Estado
José de Nordenflycht Concha, director del Departamento de Artes Integradas de la Universidad de Playa Ancha, aborda en su columna para Radio Bío-Bío la necesidad de un patrimonio dinámico y accesible, destacando el rol de las universidades estatales en su conservación y promoción
Que el origen y el destino del Patrimonio sea el Estado, podría terminar naturalizando exclusiones personales y marginando voluntades subjetivas, lo que nos resulta impropio e insustentable, considerando las actuales agendas multilaterales globales y sus expectativas comunitarias locales.
Entonces ¿por qué iniciar y terminar el título de esta breve nota con la invocación del estado del Estado? Nuestra respuesta es porque en medio están sus Universidades.
Quienes trabajamos cotidianamente en ellas hemos ido acercando posiciones y acciones directas sobre nuestros entornos, en lo que nos es propio como misión. Lo que a partir de las múltiples expresiones del patrimonio está atravesado por el principio de que la mejor manera de conservar algo es multiplicándolo.
Es así como los aportes de una gran masa crítica universitaria en ámbitos diversos del conocimiento científico se han puesto en diálogo con las aportaciones creativas de las artes y las humanidades, para atender las necesidades de lo que hoy podemos describir como el fenómeno patrimonial, el que se identifica desde el desplazamiento conceptual de los otrora venerables monumentos a un fenómeno plural, cuyos alcances suponen asumir tres enfoques derivados de lo que hemos aprendido en estos 25 años en que la agenda nos tiene marcada una conmemoración.
Lo primero es que la definición esencialista del patrimonio lo inmoviliza socialmente. Sitios, objetos y prácticas funcionan como patrimonio cuando su origen y destino es la sociedad, para la cual su reconocimiento legal es una herramienta y no un fin en sí mismo.
Lo segundo es que el encapsulamiento sectorial del patrimonio dificulta la acción tutelar del Estado. Si se le considera solo un asunto cultural y relativo al pasado, se niega su condición multisectorial y relativa al futuro de nuestra sociedad.
Y finalmente, es crucial considerar su dimensión social como parte integral de las agendas de desarrollo económico, la administración del poder territorial y las relaciones internacionales, ya que contribuye a establecer una identidad reconocible del país y sus comunidades en el contexto global.
De este modo, la vinculación de la producción de conocimiento en las Universidades del Estado tributa a los procesos de puesta en valor patrimonial, asegurando su representatividad y legitimidad. Lo que se nutre desde el despliegue de un trabajo situado de alta especialización, colocando los recursos públicos en modos de investigación y creación, que permiten incorporar nuevos objetos y prácticas patrimoniales a un imaginario colectivo que conforma el estado del patrimonio.
