Investigación y desarrollo: Vino del desierto
El rector Alberto Martínez destaca cómo el proyecto Vino del Desierto une ciencia, patrimonio y comunidad para transformar Tarapacá con identidad y desarrollo sostenible.

- Publicado en La Estrella de Iquique
La investigación aplicada y la innovación son fundamentales para el crecimiento de una región, abriendo nuevas oportunidades económicas y mejorando la calidad de vida de sus comunidades. Un claro ejemplo de cómo la ciencia puede transformar un territorio, recuperando su historia y tradiciones, es el Vino del Desierto, que este 29 de marzo desde las 16:00 a las 02:00 de la madrugada en la Estación Experimental de Canchones de la Universidad Arturo Prat (UNAP), celebrará su vigésima Fiesta de la Vendimia.
Este proyecto de investigadoras e investigadores unapinos rescató variedades de uva con raíces coloniales y descubrió la Cepa Tamarugal, la primera y única reconocida como de origen chileno. Además, mediante estudios agronómicos y enológicos, se identificaron otras cepas mejor adaptadas al clima extremo del desierto, perfeccionando técnicas sustentables para su cultivo.
Desde el 2012 la transferencia tecnológica ha sido clave, y con el respaldo de la UNAP, el Gobierno Regional de Tarapacá, el Consejo Regional de Tarapacá y la Empresa Minera Teck, se ha generado una línea de vinos con identidad y prestigio, reconocida dentro y fuera del país.
Sin embargo, su impacto va más allá de la enología, ya que ha impulsado el enoturismo sustentable, sumando a mujeres y hombres artesanos, agricultores, operadores turísticos, gastronómicos y hoteleros que trabajan por una economía circular, permitiendo no solo la transferencia de conocimientos y recursos al mundo vitivinícola, con la entrega de plantas y asesoramiento en la instalación de viñedos, sino el desarrollo de toda la comunidad.
Seguimos comprometidos con el desarrollo territorial y las necesidades de las personas, vinculando el conocimiento con iniciativas que son el motor para que Tarapacá siga creciendo con identidad y proyección global. La ciencia no es un lujo, sino la mejor herramienta para diversificar la economía y construir un futuro sostenible.