UMCE avanza en implementación de Sistema de Créditos Transferibles
El Sistema de Créditos Académicos Transferibles (SCT) es una herramienta -dirigida al mejoramiento de la calidad formación- que permitiría dar respuesta a los requerimientos de elegibilidad, conocimiento de la demanda…

El Sistema de Créditos Académicos Transferibles (SCT) es una herramienta -dirigida al mejoramiento de la calidad formación- que permitiría dar respuesta a los requerimientos de elegibilidad, conocimiento de la demanda de trabajo y movilidad estudiantil de la educación superior. Por ello, desde el año 2006, las Universidades del Consejo de Rectores dirigen sus esfuerzos a establecer este sistema único.La unidad de medida de esta nueva herramienta, detalló la vicerrectora académica de la Universidad Metropolitana en Ciencias de la Educación (UMCE), Tatiana Díaz, es el Crédito, que representa la cantidad de trabajo del estudiante para cumplir los objetivos del programa de estudios y equivale a la proporción de la carga total de trabajo necesaria para completar un año de estudios a tiempo completo, considerando actividades presenciales (clases, pruebas y exámenes) y no presenciales (horas de estudio, preparación de pruebas y exámenes, etc).
Otros conceptos relacionados con este sistema, y expuestos durante la presentación de la vicerrectora fueron los tres componentes del SCT: la carga de trabajo total de los estudiantes, los tiempos que dedican a su carrera y el normalizador, que permite asignar un número de créditos a cada una de las distintas actividades curriculares.
Las Universidades del CRUCH han convenido que la carga de trabajo anual de los estudiantes sea de 60 créditos, equivalentes a entre 1.440 y 1.900 horas de trabajo efectivo. Así, un programa de estudios de 4 años corresponderá a 240 créditos y uno de 5 años a 300.
A partir de este supuesto, dijo, un crédito representaría entre 24 y 31 horas de trabajo real de un estudiante: “la condición es que el trabajo sea objeto de evaluación, pues no se le asignan créditos a las actividades extracurriculares que no la contemplan o aquellas que la institución determine”, especificó.
Entonces, agregó, si se considera que el año académico en la UMCE se extiende por 36 semanas, con 45 horas cronológicas de trabajo semanal (docencia directa y trabajo autónomo), entonces resultan 1.620 horas, que divididas por los 60 créditos acordados, resultan 27 horas cronológicas, equivalentes a 1 crédito”, explicó.
Adoptar este sistema, señaló Tatiana Díaz, “requiere una reorganización conceptual de los sistemas educativos a uno centrado en el trabajo y aprendizaje del estudiante”.
Y el impacto, añadió, no es solo académico, “alcanza a todas las esferas de gestión de la universidad, pues exige un reordenamiento de sus estructuras y funciones en los ámbitos administrativo, jurídico, financiero, y evidentemente, en el área curricular”.
Experiencia de implementación de SCT en Educación Básica
Toda una reconceptualización del plan de estudios de Educación Básica, basado en un currículo por competencias, modularizado y de acuerdo a un sistema de créditos transferibles presentaron la directora electa del Departamento de Educación Básica, Adriana Herrera, junto al académico Patricio Ross.
La experiencia fue implementada a partir del proyecto Mecesup UMC 0402 “Renovación e innovación curricular para la formación inicial de profesores de Enseñanza General Básica (EGB) con Mención” en la UMCE y requirió una exhaustiva revisión y cambio de las formas de trabajo de formación, que permitió renovar el currículo, incorporando estructuralmente las menciones.
“El año 2005 desarrollamos un modelo de Bitácora para evaluar el trabajo semanal de los estudiantes, y luego una encuesta, para determinar el creditaje”. De acuerdo a los resultados, los ámbitos formativos y créditos se distribuyeron de la siguiente forma: Dominio del saber disciplinar (16 %), Práctica (18 %), institucional (10%), Dominio del Conocimiento Disciplinar y Didáctico (36 %), Análisis e Investigación de la Actividad Educativa (16 %) y Postgrado (4 %).
La propuesta también posibilita la articulación entre Facultades de Educación del país, especialmente para el logro de una convergencia curricular, transparencia en el crédito y movilidad estudiantil y académica, “idea que sintoniza nuestra educación con los modelos europeos, generando un sistema de creditajes”.
Fuente: UMCE