Académicos de U Estatales comparten su visión frente a un eventual cambio de institucional
Los eventuales cambios a la institucionalidad que agrupa a las Universidades Tradicionales y los cambios que podrían repercutir en la asignación de los recursos del Estado a estas instituciones, han…

Los eventuales cambios a la institucionalidad que agrupa a las Universidades Tradicionales y los cambios que podrían repercutir en la asignación de los recursos del Estado a estas instituciones, han concentrado la atención de funcionarios, académicos y estudiantes que componen los planteles estatales. Desde la Universidad de Playa Ancha, en Valparaíso, Norberto Flores, presidente de la Asociación de Académicos de dicha casa de estudios, enfatiza en el rol del Estado y su responsabilidad como garante del acceso a los bienes públicos.
“A mediados del año 2000, académicos de las dieciséis universidades del Estado chileno se reunieron en un seminario organizado por la Federación de Académicos de Universidades Estatales de Chile (FAUECH) titulado “Las Universidades del Estado de Chile hoy…¿y mañana?”. Las preguntas ejes de aquel evento eran dos: “¿La Nación y el Estado de Chile, necesitan universidades estatales? y ¿Las universidades privadas cumplen o pueden cumplir igual misión y función pública-social que las universidades del Estado?
“Hoy, diez años después, los académicos de las universidades estatales de Chile nos hallamos nuevamente reunidos para enfrentar lo que ya se advertía en el encuentro del año 2000. El 20 de junio de 2010, las palabras sobre las universidades estatales emitidas por el jefe de la División de Educación Superior del MINEDUC, Juan José Ugarte, han dado lugar a este Seminario. Uno entre muchos que deben constituir un debate nacional sobre el destino de las universidades estatales.
“El señor Ugarte –representando las ideas del actual gobierno sobre la educación superior-, propuso, en aquella oportunidad, crear dos nuevas entidades. Una que agrupe a las 177 instituciones que imparten educación terciaria (institutos, centros de formación técnica y universidades) y otra que reúna a las 60 universidades existentes en el país, 25 tradicionales y 35 privadas. Política que va en la línea de lo propuesto por la OCDE (Organización -internacional- para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
“Este plan considera, entre otras medidas, que los fondos del Estado asignados a las universidades del CRUCH -16 instituciones estatales de un total de 25- no se seguirían aumentando y se verían los medios “de transparentar la forma en que se entregan”, recusando la OCDE, entre otras variables, que el 95% del dinero asignado por el Estado a las universidades estatales se reparte por un criterio histórico que no tiene ninguna objetividad. En palabras del señor Ugarte: “Esperamos que las instituciones produzcan bienes públicos a cambio de esos recursos”.
Situación de las universidades estatales frente a estos anuncios
“Lo anterior describe un escenario amenazante para las universidades estatales, las que, en la última década, han sido objeto de un creciente cuestionamiento en su calidad y gestión, en una desigual comparación con las universidades privadas. Para algunos, en virtud de esa comparación, las universidades estatales no “producen” al igual que las universidades privadas, lo que contribuye a su caracterización estereotipada de instituciones de dudosa gestión o a la simplificación acomodaticia de continuos focos de conflicto estudiantil para el gobierno de turno.
“… ¿Debe el Estado cautelar a sus universidades o debe igualar a todas las instituciones de la denominada educación terciaria?, ¿Deben las universidades estatales –agostadas por el imperativo de la enseñanza a alumnos vulnerados material y socialmente, la investigación y la extensión con una carga docente excesiva, la escasez de recursos institucionales, el cultivo de disciplinas ajenas a los intereses del mercado, la prestación de servicios a la comunidad y los beneficios económicos a los desprotegidos que llegan a sus aulas- deben y pueden competir con universidades privadas por fondos concursables?, ¿Son entidades comparables?, ¿Sirven ambas al mismo propósito?
Opinión de los académicos
“Las respuestas parecen estar en manos de otros. No obstante, me guía la obstinada y profunda convicción de que los académicos de universidades estatales sí tenemos algo que decir. Dada nuestra condición de sujetos críticos y reflexivos –quid de la condición académica-, participamos de esa visión que Spinoza denominó sub specie aeternitati (desde el punto de vista de lo eterno). Como educadores abocados a un proyecto de vida –y no a un simple desempeño laboral-, trabajamos teniendo como referencia permanente la dimensión cósmica del espacio y el tiempo que nos rodea, sin perder de vista nuestra pequeñez y futilidad. En palabras de Benjamin, aspiramos a conseguir una continuidad llena de sentido en todo el desarrollo del género humano; para que nuestra historia no se desintegre en la voluntad particular de tiempos aislados o de simples individuos.
“Este es el rol del académico estatal y sólo adquiere forma en las universidades estatales, no en las privadas. A contrapelo del mercado, defendemos los bienes nobles del conocimiento. Disciplinas que no tienen seguidores porque el sistema los desdeña en el funcionalismo ramplón del mero ejercicio profesional o en la urgida inmediatez de las necesidades estadísticas del gobierno de turno. En beneficio del respeto a la diversidad que debe caracterizar a toda sociedad, pertenecemos, orgullosos, a instituciones no confesionales y pluralistas, caracterizando a nuestro discurso el coraje de la irreverencia del que no teme a otro mal que el daño que infligen la ignorancia, la superstición y el poder omnímodo. A diferencia de quienes persiguen la reducción de los conocimientos para el ejercicio apenas suficiente del desempeño laboral, nosotros tenemos “…un inclaudicable compromiso con la verdad” teniendo como objetivo de vida no sólo proveer de capital simbólico a nuestros estudiantes, sino también lograr, a través de ellos, “el bienestar de la comunidad y su desarrollo pleno” (Principios y valores de la UPLA).
Académicos: sujetos concientes de la responsabilidad de contribuir
“Por ello, los académicos de las universidades estatales no formamos sujetos dulces et útiles para la empresa. Formamos ciudadanos políticos en el más puro sentido del término. En palabras de Max Weber, sujetos guiados por la aspiración a participar en el poder o a influir en el poder dentro del Estado.
“Eso hacemos, nosotros, los académicos y académicas de universidades estatales, que no somos los mismos de otras entidades dedicadas a lucrar con quienes acuden a sus aulas por un pase para ganar dinero. Nosotros, los cuestionados, somos ciudadanos políticos, no funcionarios; la universidad es nuestro hogar, no un trabajo; y no tenemos superiores sino pares elegidos para conducirnos por el mérito de sus virtudes. Somos, nuevamente en palabras de Weber, hombres y mujeres caracterizados por la parcialidad, la lucha y la pasión (ira et studio). Sujetos conscientes de la responsabilidad de contribuir a formar hombres y mujeres deseosos de enriquecerse con nuevos saberes, ideas y problemas, sujetos que quizás –con los años- puedan sentirse “cansados de vivir”, pero nunca intelectualmente “saciados”. Ése, y no otro, es nuestro quehacer y ése, y no otro, es el quehacer de las universidades estatales”.
Prof. Norberto Flores C. (Ph.D.)
Presidente Asociación de Académicos
Universidad de Playa Ancha de Valparaíso